La desembocadura del río Guadiaro lleva dos meses cerrada, sin que nadie lo remedie. El hurto de agua, las estructuras urbanas y portuarias están “provocando este delito ecológico”.
“Las aguas putrefactas, como consecuencia de la presencia de aguas residuales, nitratos de la agricultura y césped de Sotogrande, ponen en riesgo la vida del mismo”, señalan los ecologistas.
Verdemar Ecologistas en Acción advierte de que actuará con contundencia si no se toman medidas inmediatamente.
“Nos encontramos ante un problema ambiental, económico y social de primer orden y sólo se echan la pelota unos a otros, amparándose en que las competencias no son suyas”. Tras las reiteradas actuaciones del Ayuntamiento de San Roque, Verdemar dice que “ya no actúa”.
Al río Guadiaro lo “están matando” y por ende, el futuro de la Comarca del Campo de Gibraltar y las zonas regantes del Hozgarganta y Genal.
El cierre de la bocana del río Guadiaro no es un fenómeno natural, sino que tiene su origen en las urbanizaciones, puerto, captaciones de agua, los trasvases, la erosión antrópica y posteriormente el temporal de levante hace el resto, recuerdan los conservacionistas.
Verdemar Ecologistas en Acción ha denunciado estas infracciones ante la Unión Europea por la pasividad de las Administraciones andaluzas y del Estado.
Los caudales ecológicos de estos ríos están desapareciendo como consecuencia de la mala planificación. A la desembocadura del río Guadiaro apenas llega caudal para romper la barrera, provocando la eutrofizacion de sus aguas.
Estos hechos atentan contra la protección que la UE da a estos enclaves (ZEC Guadiaro, Hozgarganta y Genal)