El pasado mes de mayo un grupo de campogibraltareños vinculados al mundo de la cultura, el periodismo, la sanidad y la docencia, firmábamos un manifiesto contra toda violencia y en favor del pueblo palestino, sometido desde hace meses a una masacre indiscriminada por parte del ejército israelí. El terror contra los civiles indefensos de Gaza y Cisjordania no ha cesado después del tiempo transcurrido.
A esta iniciativa, en la que se condenaba toda violencia, se unía la necesidad del reconocimiento del estado de Palestina y su inclusión en los organismos de Naciones Unidas.
Con los hambrientos de Rusia
Mirando hacia atrás, hace algo más de cien años -en marzo de 1922- la historia en forma de guerra, nos traía noticias dramáticas del enfrentamiento civil en Rusia entre los revolucionarios bolcheviques y el Ejército Blanco de los exgenerales zaristas. También entonces en algunas poblaciones de la comarca como San Roque y Algeciras, la sociedad civil se posicionó en favor de los refugiados.
En ese mes de aquel lejano año, la comisión organizadora en San Roque de ayuda a dicho pueblo, publicaba una octavilla donde se preguntaba “¿Habéis visto y leído los últimos periódicos? ¿Tenéis idea de lo ocurre en Rusia?”, añadiendo la petición de ayuda económica para ayudar a los que se morían de hambre y eran objeto del crimen de la guerra.
La comisión organizadora del colectivo benéfico sanroqueño estaba presidida por el escritor local José Domingo de Mena, quien a través de una octavilla llamaba a la solidaridad: “Millones de personas enloquecen de hambre, muriendo entre las garras de los más espantosos sufrimientos (…) ¿Hay quien pueda ante ello mostrarse indiferente?”.
En el escrito se destacaba que para remediar “hasta donde es posible esa tremenda y angustiosa catástrofe, es preciso que se acuda en socorro de Rusia, de los niños, de las mujeres, de los ancianos, de los hombres de Rusia, todo el mundo sin distinción de razas ni ideas”.
Al igual que en San Roque también en Algeciras se formó un grupo para engrosar la ayuda española. El colectivo algecireño se denominó Profamélicos Rusos, siendo su portavoz otro escritor local, Manuel Pérez-Petinto, que ya en febrero de ese año daba pública cuenta de la recaudación de algo más de 253 pesetas.
Lamentablemente la noria de la historia hace nuevamente su aparición. Esta vez en la castigada Palestina. Con la enorme pena de una asfixiante tragedia provocada por los propios humanos.
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