Aunque la intervención en los centros educativos por parte de las organizaciones sociales se ha visto limitada por motivos del COVID-19; desde la propia Fundación se agradece a todos aquellos centros escolares donde se ha podido impartir el programa, la plena confianza depositada, así como, su implicación para que se sigan cumpliendo los derechos de la niñez. La violencia sexual infantil es uno de los malos tratos más difíciles de detectar, y este delito se ha incrementado a raíz de la pandemia, hecho que viene a corroborar un informe de Interpol de septiembre de 2020, el cual pone de relieve el impacto de la COVID-19 en el abuso sexual de menores.
Como novedad, durante este curso escolar se ha implementado el programa “Mi cuerpo es un tesoro” en la provincia de Málaga, concretamente en el CEIP Emilia Olivares de Alhaurín el Grande. La expectación creada ha incrementado la demanda por parte de centros educativos de Málaga y Cádiz, por lo que se pretende ampliar las zonas de intervención tanto en la provincia de Málaga como en Cádiz.
El Programa está financiado por la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía con cargo a la asignación del 0,7% del IRPF 2020 dirigida a fines de interés social a desarrollar por entidades del tercer sector, atendiendo a la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, y las recomendaciones de los diferentes organismos internacionales como el Consejo de Europa o Naciones Unidas entre otros, que remarcan la importancia de desarrollar programas de prevención del abuso sexual en los centros educativos.