Tal regeneración ética se hace más necesaria que nunca ante el avance de la desinformación, que incentiva el odio, la polarización, el trincherismo, la discriminación, los discursos de odio y la intolerancia.
El periodismo que difunde información veraz, verificada, contrastada con fuentes fiables, respetuoso con nuestras normas deontológicas y hecho con rigor y honestidad, aparece como el sustento principal de esta regeneración ética, en contraposición al que practican seudomedios que solo responden a intereses espurios.
La precariedad también incide negativamente en el periodismo de calidad, que se hace imprescindible para convencer a los ciudadanos de que vale la pena pagar por la información que quieren recibir en el nuevo modelo de suscripciones digitales.
La libertad de prensa es un derecho que nunca debe darse por conquistado definitivamente, como demuestran las amenazas que sufre: las ruedas de prensa sin preguntas; los vetos al acceso a la información; los señalamientos; los insultos y agresiones a periodistas en distintas coberturas; el requerimiento de fiscales y jueces para que el periodista revele sus fuentes y las querellas abusivas para frenar las investigaciones periodísticas.
El creciente acoso online, que afecta en especial a las periodistas, es otra de las grandes amenazas a la libertad de prensa porque pretende desacreditar y silenciar a los profesionales de la información o forzar a que se autocensuren, además de ser una clara amenaza a su seguridad y bienestar.
Este acoso es mucho más preocupante cuando procede de los propios partidos o de sus dirigentes, impulsores en algunos casos de campañas de presión orquestadas a través de las redes sociales para intimidar y desprestigiar a los periodistas que juzgan críticos con sus planteamientos.
Alertamos de que las restricciones al ejercicio libre del periodismo tienen consecuencias graves no solo para sus profesionales sino para todos los ciudadanos, a los que se pretende limitar su derecho constitucional a la información.
En aras de una libertad de prensa plena, reclamamos que cesen las arbitrariedades y el control político de la información en los medios públicos, recordando que son de todos y no del gobierno de turno.
Este Día Mundial de la Libertad de Prensa coincide con la guerra en Ucrania, donde ya han perdido la vida una decena de reporteros, y con una oleada de asesinatos de reporteros en México que confirman que los poderes quieren eliminarlos como testigos de los abusos y atrocidades que se cometen en los conflictos bélicos y en países donde el crimen organizado goza de una impunidad escalofriante ante la pasividad de las autoridades.
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