Dentro de su ambicioso Plan de Conservación y Puesta en Valor del Patrimonio Histórico Portuario, la APBA lleva varios años acometiendo el proyecto de recuperación integral del Fuerte de la Isla Verde de Algeciras, un bien de interés cultural apenas conocido, que se encuentra dentro de las instalaciones portuarias y que ha sido testigo mudo de acontecimientos que forman parte de la Historia de España, de la ciudad y de su puerto, como fue el ser protagonista en primera persona de la Batalla Naval que tuvo lugar en aguas de la Bahía en el verano de 1801. Ésta ha sido recreada desde los muros del fuerte por el que, hoy por hoy, es considerado el mejor pintor español vivo de temática militar, el conocido como “pintor de batallas” Augusto Ferrer-Dalmau, quien a finales de 2021 concluyó para la institución esta obra de gran formato, nacida para entablar un diálogo y despertar el interés sobre el Fuerte de la Isla Verde y su historia. Su destino es ocupar un lugar privilegiado dentro del Centro de Interpretación del Puerto de Algeciras (Port Center), la ventana desde la que el puerto se abrirá y contará su historia a la ciudad y que estará ubicado en el edificio multifuncional del Llano Amarillo, corazón del emblemático proyecto Lago Marítimo de Algeciras.
La Batalla de Algeciras
El 6 de julio de 1801 una escuadra inglesa de seis navíos de línea, al mando del contraalmirante Saumarez, atacó a una flotilla de tres navíos y una fragata franceses comandada por el contraalmirante Linois, reforzada con catorce cañoneras españolas y anclada al amparo de las baterías costeras de la Bahía de Algeciras, siendo rechazada y perdiendo en el combate uno de sus navíos. Por esta victoria sobre los ingleses el nombre de Algeciras se hizo famoso, pasando a los anales históricos de la Marina francesa, que sólo tres años más tarde botaría un nuevo navío de 74 cañones al que puso por nombre “L’Algésiras” en recuerdo de esta batalla.
Si el papel de la artillería de costa española de los fuertes de Santiago y de la Isla Verde fue determinante en esta victoria aliada, también lo fue el de las lanchas cañoneras del apostadero de Algeciras al mando del capitán de navío Lodares, quien procuró desde el principio del ataque sostenerlo con sus siete cañoneras, de las cuales fueron echadas a pique cuatro de ellas, quedando inutilizadas otras dos y muy dañada la última; estas tres cuando se esforzaban en batir al navío inglés “Hannibal”, que había encallado y que resultó finalmente capturado.
El cuadro de Augusto Ferrer-Dalmau “La Batalla de Algeciras” recrea magistralmente este enfrentamiento. En la escena aparecen los tres navíos franceses, con sus velas recogidas e iniciando su maniobra de dejarse ir contra la costa tras cortar los cables para quedar inmóviles a resguardo de las baterías de costa españolas. En primer término, dos de las piezas de la batería norte del fuerte de la Isla Verde dirigen sus fuegos hacia dos navíos ingleses que asoman por su derecha con sus velas desplegadas, momentos antes de que Saumarez ordenara un desembarco para tomar la Isla como último intento para apagar el intenso fuego rasante de sus seis cañones de a 24. Éstos aparecen manejados hábilmente por los artilleros españoles auxiliados para la ocasión por los infantes del regimiento provincial de Ronda, que junto con el de Jerez fueron enviados por el general Jácome a reforzar la exigua dotación del fuerte, a la que también acudieron tropas republicanas del general Devaux que desembarcaron igualmente en el de Santiago, por considerarse que eran las posiciones más críticas, que más daño podían causar al enemigo y que con mayor empeño querrían neutralizar y destruir los enemigos; como así ocurrió.