Todos estos “invisibles” han aparecido en el Archivo Municipal Jesús Terán Gil, después de la búsqueda ingente desarrollada por la actual archivera Verónica Guerra.
La profesional se decidió por ordenar la documentación oficial recogida en este lugar y, entre carpetas nunca antes descubiertas, ha hallado este rico patrimonio histórico.
El Alcalde de Tarifa, José Antonio Santos, y el concejal de Cultura, Nacho Trujillo, lo han presentado públicamente. Lo han hecho en un acto en el que también han mostrado el nuevo mobiliario especializado que servirá para albergar y custodiar a partir de ahora los muy antiguos “Privilegios” de Tarifa.
Se trata de un habitáculo de 200 kilos, ignífugo y con doble cierre de seguridad. Mantendrá los documentos originales en un estado óptimo de temperatura y fuera del riesgo de la humedad. Nacho Trujillo ha sido así sensible a la situación del patrimonio histórico local y ha respondido con esta compra que asegura el buen estado de los legajos. Por parte del concejal no han faltado palabras de reconocimiento al trabajo de la archivera de la que ha dicho que “muestra un interés por su trabajo que redunda positivamente en nuestro patrimonio y en el que dejaremos a las generaciones futuras”, señaló.
No menos significativas fueron las palabras del Alcalde, José Antonio Santos, quien reveló que el trabajo de Verónica guerra ha dado su fruto con “esta manifestación patrimonial, la que demuestra la riqueza de Tarifa como ciudad. Para la sociedad es vital contar con profesionales como Verónica, que debían estar en todas las administraciones públicas”, destacó.
La historia de Tarifa se escribe con documentos que registran, por ejemplo, la inquietud de la ya citada doña Casilda de Guzmán y su familia por seguir cobrando los 200 ducados anuales que el consistorio le concedía por su título como Alcaldesa perpetua. En este asunto corría el año 1626 pero existen otros libros de registro como el del año 1779 que está fabricado en piel de cabra y que es la contabilidad del Pósito municipal de grano. Este ejemplar no presenta los signos propios de la humedad, ni daño alguno, por lo que se deduce que no ha sido descubierto hasta la fecha.
Y son muchos más. Existen incluso planos en papel de tela de las escuelas tarifeñas del año 1913 o el proyecto de Balneario que se planteó para el año 1929.
Ahora forman parte ya de la historia reconocida de esta ciudad, junto a otros legajos que fueron ocultados en las distintas vicisitudes históricas por tarifeños que pensaron por nosotros. La archivera Verónica Guerra recuerda a muchos de ellos y a otros estudiosos actuales que se preocupan y siguen de cerca estos hallazgos.
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